Educación emocional

La Metáfora del Viaje del Héroe y Heroína

Joseph Cambell nos habla del #ViajeDelHeroe como metáfora del transitar por el camino de la vida, afrontando pruebas, obstáculos, adversarios y sabios guías o maestros a la espera de aportar señales al caminante que está preparado para percibirlas, escucharlas y hacer uso de estas señales.

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Menos “Por ques” y mas “Para ques”

¿Para qué te levantas por las mañanas? ¿Te lo has preguntado? Tal vez tu primera respuesta sea: \»porque tengo que llevar a los/las peques al cole, porque tengo que ir al trabajo… o bien, simplemente respondes: – para llevar a los/las peques al cole, para ir al trabajo, para ordenar la casa, para hacer la compra….\» y, ¿para qué llevas a los/las peques al cole, ordenas la casa, vas al trabajo, etc. etc.?  Con seguridad puedo decirte que, si continúas preguntándote “para que” (en lugar de por que) llegarás a la ultima respuesta posible… Para que sean felices; tus hijos, tu familia y para que seas feliz tú misma… Al fin y al cabo todo lo que hacemos tiene una intensión positiva y una finalidad ultima, la motivación más profunda que nos mueve a seguir adelante: la de ser felices. Y tu, como yo y cualquier otro ser humano, necesitas ser feliz para poder “darlo” a tu familia. Por tanto, cuidarnos a nosotras mismas es esencial para cuidar a quienes más amamos, a nuestras familias, a nuestros hijos e hijas! Te has preguntado ¿cuánto tiempo en el día realmente disfrutas de ti, de lo que te gusta, de tu familia y con tu familia? Si sumaras ese tiempo ¿cuántas horas o minutos te daría la suma de recuentos de momentos felices, de disfrute, de risas, de bienestar, de paz, tranquilidad, de juego…. ¿De qué manera podemos enseñar a nuestras hijas e hijos a disfrutar del tiempo, del momento presente que están viviendo? ¿De qué manera podemos ayudarles a enfocar su atención y energía en lo que está ocurriendo “ahora”? Esta es una clave esencial para no “crear” síntomas como la ansiedad ante el futuro que aún está por venir, ante lo desconocido e incierto, por aquello que aún no ha llegado y escapa totalmente de nuestras manos. ¿Sabemos lo que buscamos cada día cuando nos levantamos? ¿Tenemos una meta clara en el día a día cuando emprendemos la tarea de criar y educar? Tal vez te hayas encontrado, alguna vez, engullida por el ritmo diario y alocado, desconectada de ti misma y de lo que está pasando a tu alrededor, empujada por una corriente externa que no es la que yo quieres ni la que elegirías… pero ahí vas, sin saber a dónde. A mi sí me ha pasado y es en ese momento dónde necesito parar y preguntarme ¿Qué estoy haciendo? ¿Cómo me estoy sintiendo con ello? ¿Que pasa conmigo ahora? ¿Qué es lo que necesito verdaderamente? Y entonces mi mirada enfoca y “veo” a mis hijas que vienen junto a mi de regreso del cole a casa. Es una mirada diferente, que ve más allá -lo simple al mismo tiempo lo esencial- Y brotan las preguntas revestidas también de sencillez, simpleza, magia y escucha activa (por el efecto que provocan): Ellas abren sus ojos, se quedan pensando y un ratito mas tarde todo su mundo interior empieza a fluir, y se produce el encuentro entre nosotras, que dura un instante… Pero vaya ¡cuánto valor tiene ese instante! Si los momentos felices los anotáramos en un diario- como ocurre en el cuento “el buscador” narrado por Jorge Bucay; seguramente nos sorprenderíamos del resultado. Bien vale el esfuerzo y nuestra atención plena para construir esos pequeños instantes mágicos en el día a día. Y con este simple gesto, sin ninguna duda, estarás educando en emociones, valores y actitudes fundamentales. De esto se trata, en parte, la educación emocional. Sabemos, porque muchos estudios ya lo han dicho, que las personas felices son personas mas: energéticas, con mejor salud, mejor inmunidad, mas longevas, con una mejor regulación y manejo del estrés, mas sonrientes, son las que contagian su entorno de energía positiva y generan el deseo de estar cerca de ellas. No es que no tengan problemas, ¡los tienen! La diferencia es “cómo” se enfrentan a esos mismos problemas. ¡Qué maravilla poder generar esta sensación y energía positiva en el entrono por dónde te mueves! Y Vuelvo otra vez a la pregunta del inicio -¿Para que nos levantamos cada mañana?- Para que nuestras familias, en concreto, nuestros hijos/as sean felices. Y ¿para qué queremos educar hijos e hijas felices? Sin duda para que sean: + creativos + positivos + capaces de adaptarse a los desafío que se les presenten + de generar soluciones creativas + de defender sus limites y derechos + de establecer y mantener relaciones estables y amorosas + de enfocar en lo que si depende de ellos/ellas y está en sus manos poder hacer…. Para ser mamás y papas, felices; satisfechas/os de nuestra labor como madres y padres. Si, es cierto que la tarea de criar es la más gratificante y la más cansadora. De ahí que te traigo una ultima pregunta: ¿qué fue 1º, el huevo o la gallina? ¿Que va primero: educar para ser o ser para educar? Somos agentes de cambio. La muy buena noticia es que tenemos muchas posibilidades de acción, construcción y transformación de lo que en verdad deseamos y queremos conseguir para nuestro entorno, familia y por supuesto, para nosotras mismas. Ya lo dijo Piaget hace mucho tiempo – el 50% es genético – pero – el 40&% corresponde a lo aprendido, al entorno en el que nos desarrollamos. Tiene que ver con las actividades que nosotras podemos hacer para mejorar nuestro nivel de felicidad y bienestar, en nosotras y en nuestro entorno. – Solo un 10 % corresponde a las circunstancias (si las necesidades fisiológicas básicas están cubiertas). Ahora bien, la persona pesimista va a enfocar su mirada en ese 10% que no esta en sus manos, que no depende de ella. Pero la optimista va a enfocar su mirada, pondrá el ojo en ese 40% y dirá: -“¡Que guay, tengo un 40 % que depende de lo que yo pueda hacer con mis manos, con mi tiempo, con mis recursos, con mis elecciones! ¡Es realmente genial!” ¿Y Tú, en que bando estás? ¿En el del 10% o en el del 40%? Si estás

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Buscando mi propia verdad interior

Tengo Derecho a mi Propia Verdad Interior.Hacía semanas que tenía ganas de escribir sobre este tema de \»mi propia verdad interior”; sin embargo me ha costado encontrar el momento o crear el momento para escribir. Me han ayudado mis clientes con sus historias, con sus temas. Parece ser que lo último que me va llegando a sesión tiene relación con esto de “Cómo descubrir mi verdad y cómo hablar de ella”. Esto me ha impulsado a plasmarlo aquí.  Y esta dificultad mía de escribirlo, me dice que: – “Sacar lo de dentro a fuera, en principio no es sencillo, es una decisión que implica voluntad, motivación, deseo y dedicación en tiempo”. Lo mismo que implica buscar nuestra verdad interior. Buscar la propia verdad interior, es hablar con el corazón. Tarea poco sencilla aunque única alternativa de reparación y transformación. Esta verdad, mi verdad, va “siempre” precedida del prefijo YO, porque la verdad personal responde a: ¿Y cómo se hace? Lo primero es conectar con mi interior, con lo que “me pasa”, con lo que “estoy sintiendo”, con lo que “deseo y con lo que temo”. Este mirar dentro de mí, debe hacerse “sin pre-juicios”, sin apresurarme a valorar como “bueno” o “malo” lo que encuentro cuando me miro. Ya no somos niños o niñas que sólo sabemos filtrar lo que nos pasa desde “blanco o negro”, “bueno o malo”, ya contamos con más recursos ¡Usémoslos! Sólo así es posible relacionarnos desde nuestra propia verdad interior, desde un sentir real. Acercarnos a la verdad personal necesita un recorrido que se da en un tiempo, este tiempo es único y personal, cada persona tenemos nuestro propio ritmo y bien vale conocer nuestro ritmo y respetarnos ese ritmo, ese tempo. Este recorrido se sostiene en la decisión auténtica y sincera de conocernos más, de re-conocernos y hacernos cargo. Formular mi comunicación desde un el prefijo YO, o Mensaje YO, abre puertas a la escucha, a los acuerdos o bien, como mínimo, atrae la atención de la otra persona. Es un mensaje respetuoso que predispone a la otra persona a escuchar. La comunicación o expresión que empieza con un TÚ, responde a una falsa verdad, a esconder (ME) detrás del TU, mediante expresiones tales: “tu culpa”, “tu hiciste”, “tu no hiciste”, “tu dijiste”, “tu idea”, “tú error”…. Desconocer esta verdad nos agrega piedras en el camino y da la impresión de que “tenemos mala suerte”. Por otra parte, suele aparecer la queja, ese elemento que colocamos fuera de nosotros (mi jefe, mi suegra, mi madre, mi amigo) causa principal de nuestros males y desdichas. Las personas que más se quejan son, precisamente, las que más se resisten a escucharse a sí mismas, a mirar y a buscar su propia verdad interior. Cuanta más queja escuches, más lejos estarás de encontrar alternativas de cambio y tu propia satisfacción. Con la queja solo podemos hacer 2 cosas: Cuando ocurre esto, las señales en sus caminos aparecen una y otra vez pero no las ven. Cómo para verlas! Si sólo son producto de la “mala suerte”, “del destino”, etc. Como dice Paulo Coelho, en el peregrino: “Siempre tendemos a ver cosas que no existen y permanecemos ciegos antes las grandes lecciones que se encuentran frente a nuestros ojos”. En lugar de ello, la alternativa es detenerte a escuchar, observar y preguntarte:  ¿Qué más puedo hacer para acercarme a mi verdad? Requiere por nuestra parte ser capaces de cuestionarnos permanentemente, de interrogarnos en primera persona del singular: YO ¿Qué quiero? ¿Qué me pasa? ¿Quién soy? ¿Qué ofrezco? ¿Qué temo? ¿Qué deseo? ¿Que necesito? ¿Qué estoy dispuesto a dar y qué no? La verdad siempre es personal, es la verdad del corazón, habla de nuestra intimidad, de nuestro mundo emocional al desnudo. Encontrar esa verdad, a veces requiere de una ayuda externa que sepa guiar, acompañar y formular aquellas preguntas esenciales para buscar respuestas en nuestro interior. Para poder llegar a formular con palabras sencillas, simples y clara “lo que nos pasa”. La verdad no es bonita ni fea, simplemente ES. Cuando nosotros, los adultos/as, valoramos una situación como desagradable o dolorosa, es ahí cuando se nos hace difícil hablar con la verdad a otras personas, y en especial, a nuestros hijos e hijas. Ellos también tienen derecho a escuchar y conocer lo que está pasando, lo que está aconteciendo, así y solo así, se sentirán seguros y amados. Para que sea posible contar la verdad a esas personas que amamos, primero debemos ser capaces de contárnosla, en primer lugar, a nosotros mismos. Recuerda formular tu verdad anteponiendo la 1º persona del singular: ¡YO! Referencia bibliográfica de apoyo:

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¿Qué regalos haces? y ¿Qué regalos recibes?

Seguramente que, al igual que yo, te has encontrado una y más veces frente a la ira, a un insulto o la irrespetuosidad de otras personas… ¿Cómo te has sentido? ¿Qué pensamientos se te han disparado? Y, Concretamente, ¿Cómo has actuado? ¿Aquella respuesta que diste, fue satisfactoria para ti? ¿Te gustaría saber cómo responder asertivamente ante la ira o el insulto de otra persona? ¿Te imaginas dando una respuesta sabía y madura? Yo Sí! Y lo consigo sólo cuando “consigo” centrarme en mí. Y esa sensación es fantástica! La sensación de \»enfoque\» sobre mí misma y mis emociones. La sensación de \»dar poder y otorgar poder\» a la persona adecuada, en el momento adecuado. Esta historia que sigue, lo muestra de una manera simple y clara. Te dejo con ella para que la disfrutes! \»Había una vez en el antiguo Japón, un viejo samurai, ya retirado que se dedicaba a enseñar el arte de la meditación a sus jóvenes alumnos. A pesar de su avanzada edad, corría la leyenda que todavía era capaz de derrotar a cualquier adversario. Cierto día apareció por allí un guerrero con fama de ser el mejor en su género. Era conocido por su total falta de escrúpulos y por ser un especialista en la técnica de la provocación. Este guerrero esperaba que su adversario hiciera el primer movimiento y después con una inteligencia privilegiada para captar los errores del contrario atacaba con una velocidad fulminante. Nunca había perdido un combate. Sabiendo de la fama del viejo samurai, estaba allí para derrotarlo y así aumentar su fama de invencible. El viejo aceptó el reto y se vieron en la plaza pública con todos los alumnos y gentes del lugar. El joven empezó a insultar al viejo maestro. Le escupió, tiró piedras en su dirección, le ofendió con todo tipo de desprecios a él, sus familiares y antepasados. Durante varias horas hizo todo para provocarlo, pero el viejo maestro permaneció impasible. Al final de la tarde, exhausto y humillado, el joven guerrero se retiró. Los discípulos corrieron hacia su maestro y le preguntaron cómo había soportado tanta indignidad de manera tan cobarde sin sacar su espada, asumiendo el riesgo de ser vencido. -Si alguien te hace un regalo y tú no lo aceptas, ¿a quién pertenece ese regalo? -preguntó el samurai. -A quién intentó entregarlo -respondió un discípulo. -Pues lo mismo vale para la rabia, la ira, los insultos y la envidia -dijo el maestro-, cuando no son aceptados continúan perteneciendo a quien los cargaba consigo\».    Desenfocarte o perder el centro, tiene un precio muy ALTO. Ahora sabes cuál es: \»DAR el PODER a cualquiera que pase por tu camino. Quien te enfada te domina\» Una respuesta que me gusta mucho es: No me regales tu enfado. Tu enfado es tuyo. Ahora ENFÓCATE ¡QUE SÍ VALE EL ESFUERZO!

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Cerrar etapas ¿Qué esperas para dejarlo ir?

Post publicado originalmente el 10.02.2010 La siguiente reflexión tiene su origen, en parte en una lectura de Paulo Cohelo, en parte en un trabajo reciente que llevé en mi consulta de terapia psicodramática, en parte en un proceso personal. \»Dar vuelta la página\», \»cerrar etapas\», \»cerrar una puerta\», \»acabar una historia\», \»terminar un capítulo\»…. Lo llamemos como lo llamemos, lo importante es dar cierre, es concluir, es despedirse, es poner un punto final. Para ello es necesario saber cuándo se termina una etapa de tu vida. Cada cosa que existe en este mundo terrenal, tiene un comienzo, un desarrollo y un final: una vida, un libro, un trabajo, un año, una semana, un minuto, una relación, una amistad… Podemos perder mucho de nuestro tiempo recordando, pasando una y otra vez por la misma página, por las mismas escenas preguntándonos ¿por qué y cómo es que ocurrió? Caer en ese círculo vicioso, nos desgasta, nos estanca y perdemos energía e ilusión para emprender nuevos proyectos! Lo que no podemos hacer, es estar en el presente viviendo en el pasado, alimentándonos de recuerdos, de nostalgias, de porqués… lo que sucedió, sucedió, hay que soltar amarras, desprenderse, desligarse. Hay que nutrirse del presente! Una pequeña clave Cambiar el ¿Por qué pasó? por el ¿Para qué? y el ¿Qué? ¿Para qué necesito vivir esta experiencia? ¿Qué necesito aprender de ella? ¿En qué me hace mejor persona? ¿En qué crezco a partir de ello? Pregúntate ¿Para qué te levantas cada mañana? Es posible que enumeres una lista bastante larga de rutinas y deberes…….. No te detengas, sigue respondiendo a la pregunta ¿Para Qué? El POR QUÉ nos coloca en el pasado, en lleva a justificar, a buscar respuestas, a buscar causas…. El PARA QUÉ nos conecta con la motivación esencial de nuestra vida. Un ritual antes las pérdidas y despedidas,  que nos ayuda en estos procesos es: desapegarnos de aquello material que nos une al recuerdo inmaterial: destruir recuerdos, guardarlos en una caja, regalar cosas, tirar, limpiar, vaciar, quitar de nuestro espacio vital y de nuestra vista \»eso o aquello que me recuerda a\»… porque los cambios externos simbolizan nuestros procesos internos. Abandona el resentimiento, sólo te dañará a ti mism@!! No esperes que te reconozcan, que te devuelvan, que te agradezcan… sigue para adelante, sin soberbia, sin orgullo, es la humildad la que abre puertas! Al fin y al cabo sólo hay una dirección, ya no hay retorno, porque ya no eres el que eras hace un mes, un año, dos días, una hora… no hay a dónde volver, sólo a dónde ir y no te olvides de cerrar la puerta tras de ti!!! “Al soltar nuestros amarres emocionales o afectivos, que nos mantienen atados a situaciones o personas que no nos corresponden de igual forma o, que pertenecen a nuestro pasado, estamos aligerando la carga para el cotidiano transitar, permitiéndonos desocupar \»espacio\» en nuestro ser íntegro, y así por fin, manifestar nuevas y maravillosas realidades”. (Palabras de Ricardo Raúl Benedetti -escritor autodidacta y especialista en superación personal, motivación y autoayuda.) ¡Qué importante, aprender a DESPRENDERSE!!! Agradece lo que te ha dejado y ahora tú, déjalo ir!

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Aquello que necesitas ¿te lo das o lo esperas?

Hay necesidades fisiológicas vitales como la necesidad de oxígeno, de beber y comer, de descanso, de abrigo… La no satisfacción en determinado grado de estas necesidades entraña la muerte del organismo en poco tiempo. Sobre el plano psicológico sucede algo similar, también encontramos necesidades vitales fundamentales que condicionarán la vida de la persona si no son cubiertas debidamente. Georges Pierret nos habla de tres: el amor, la libertad y la seguridad. Se sabe que la ausencia total de satisfacción de estas necesidades psicológicas fundamentales puede entrañar la muerte en bebes, y la enfermedad en personas adultas. Ya, por 1945, el psicoanalista

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Entre Ríos, Gracias!

El olor y el sabor del reencuentro Este 2012 lo despedí de una manera especial, con muchas emociones, en contacto con muchas personas a las que quiero. Fue un mes muy bueno, de esos que se recuerdan. Incluso hoy sigo conservando la serenidad y seguridad que se siente cuando se regresa al HOGAR, y la tranquilidad que se vive en los entornos rurales o en los pequeños poblados. Todos los años, en general en verano, regreso de vacaciones a visitar a tanta gente linda: familia, amistades, vecinos/as. Este diciembre, como todos los veranos, volví a mi tierra y en esta ocasión con muchas ganas e ilusión por compartir, en unas jornadas de formación, mi experiencia profesional y personal. Por ello, hoy quiero usar este espacio para  AGRADECER a cada una de las personas que dedicaron su tiempo y sus ganas en la organización y gestión de estas Jornadas de Formación/Capacitación para docentes, familias y adolescentes. En especial quiero dar las gracias: Al Sr. Intendente de María Grande, Dr. Hugo Main, por el amable gesto de valorar y otorgar a estas Jornadas de Formación, la mención de Interés Municipal. Al Sr. Secretario de Gobierno, Germán Elber, por sus gestiones al respecto. A la Sra. Supervisora de Escuelas de Paraná, Patricia Franco, por sus gestiones para que estas Jornadas de Actualización Docente cuenten hoy con la Disposición 125 DDEP  -que expone- “La Dirección Departamental de Escuelas y Supervisión Escolar de Paraná, Provincia de Entre Ríos, del Consejo General de Educación – Dispone- Declarar de INTERES EDUCATIVO el proyecto de actualización docente “La educación emocional en la Familia y en la Escuela presentado por la Lic. En Psicopedagogía Carina Sampó Franco…”. Al Lic. Alcides Santilli y Equipo del Centro Génesis por su apertura, visión, organización y entusiasmo. A mi hermana, Gricelda Sampó, por hacer de nexo entre Madrid-Entre Ríos, y fundamentalmente por su apoyo, cariño y estimulo. A mi marido por su constante apoyo en mis iniciativa y soportar con buen humor la tensión previa a mi viaje y a la preparación de los talleres. Muchas Gracias.

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Educar Emociones

¿Qué haces tú, ante el dolor emocional de tus hijos e hijas?   ¿Cómo gestionamos el dolor emocional ajeno? ¿Qué hacemos cuando el dolor es el de nuestros hijos e hijas? Nos cuesta muchísimo verlos tristes, nos cuesta mucho más sentir su dolor. No soportamos verlos enfermos, no soportamos verlos sufrir, no soportamos verlos llorar de tristeza, ya sea por causa de un desprecio o un desplante, de esos que se viven en el cole o en el parque, o en un cumple. No sabemos que hacer con su enfado, rabia o frustración, cuando ésta aparece tras no conseguir un propósito, tras perder en un juego de competición, por ser el o la última en… No siempre sabemos que hacer. Es mas frecuente pasar por alto lo que sucede ante la dificultad que tenemos de gestionar el dolor.  Nos esforzarnos para que “no sientan, no sufran”, para que pasen lo más rápido posible la fea experiencia y vuelvan a sonreír. Queremos darles enseguida una solución, una alternativa, un remplazo. Y ahí estamos diciendo que le vamos a comprar otra muñeca, con la intención de “reponer” de “cubrir la necesidad” y que todo vuelva a estar como antes. O bien hacemos lo contrario, no le damos importancia al tema, ignorándolo, cortando el episodio con un “no pasa nada, no es para tanto”. En lugar de, sencillamente, acompañar en su primera perdida. Sí, de esta manera nuestros hijos e hijas viven sus primeras pérdidas, sus primeros dolores, y por tanto estas experiencias se convierten en sus primeras oportunidades para aprender estrategias de gestión emocional. Nos convertimos en “saltadores” o “solucionadores” de problemas en lugar de “buenos escuchadores”. ¿No te ha pasado a ti, cuando has tenido un problema, que lo que quieres es que te escuchen, en lugar de recibir consejos, opiniones y soluciones? ¿Qué te hace pensar que ellos/as necesitan algo diferente a lo que necesitas tú? “¿Qué educación es ésa que habla del mundo en que estamos y calla sobre el mundo que somos? “¿Has compartido con tus hijos/as tus sueños más importantes, tus mayores alegrías o tus decepciones más fuertes? ¿Qué te hace pensar que lo harán ellos/as contigo?” Augusto Cury En ese esfuerzo de evitar que sufran les impedimos aprender a conectar con sus emociones, a identificarlas, a poder hablar de ellas abiertamente, a sentirse seguros/as y comprendidos/as y regularlas adecuadamente… En esto consiste la educación emocional. No se trata de echarnos culpas, ¿acaso nos ha sido enseñado a gestionar las emociones y a mostrar o trasmitir el cómo hacerlo? ¡No! No nos han enseñado a hacerlo. Por eso nuestra labor es tomar conciencia de esta necesidad y asumir nuestra responsabilidad en la educación emocional de nuestros hijos e hijas, primero pasando por nuestra propia conciencia emocional. De las 6 emociones básicas del ser humano (tristeza, miedo, enfado, sorpresa, asco, alegría) la tristeza junto con el miedo, la ira y el asco son las llamadas emociones negativas. A diferencia de la alegría o el amor, que son las llamadas emoción positiva, y la sorpresa que es ambigua ya puede ser agradable o desagradable. Al nombrarlas “emociones negativas” y creer que esa es su única naturaleza, le hemos extirpado -a la tristeza, al miedo y al enfado- su potencial positivo. Si comprendemos que toda emoción tiene su razón de ser y su finalidad positiva, no nos daría tanto miedo sentirlas, explorarlas y darles el lugar que les corresponde en el momento adecuado y con la intensidad que requiera la circunstancia vivida. Para continuar voy a referirme a la tristeza como referencia de una de las 6 emociones básicas. A veces la tristeza es apropiada a las circunstancias, otras veces se alimenta de pensamientos negativos, que nos llevan a “aumentar” innecesariamente nuestro malestar; afectando paralelamente nuestra delicada autoestima. Es necesario y humano, permitirnos sentir la tristeza (como también las demás emociones) y permitirles a nuestros hijos/as sentirla; ayudándoles, acompañándoles y escuchándoles. “El optimismo se construye con el enfrentamiento de los problemas y no con su negación…   Hay un mundo por descubrir dentro de cada niño/a y cada joven. Quién no logra descubrirlo es porque está encarcelado en su propio mundo”. Augusto Cury La tristeza es adaptativa y sana, siempre y cuando la vivamos como un estado transitorio y no permanente. Cuando nos sentimos tristes y atrapados en nuestra tristeza, lo más importante es poder “darnos cuenta” de cómo nos sentimos, sin que intentemos buscar explicaciones, razones o justificaciones. Es necesario darnos permiso y tiempo para recuperarnos de algún episodio doloroso que, a veces, pasamos por alto para no sentir el dolor natural por una pérdida, despedida, cambio, cierre o final. El caso es que, si no lo hacemos, tarde o temprano nos cobrará factura y tendremos que “parar” y mirar a la cara lo que en verdad hay. Esta es la intención positiva de la tristeza. Viene para ayudarnos a sanar. Viene a regalarnos un tiempo útil para la introspección, para expresar el dolor afectivo de una manera adecuada, adaptativa y sana. “Los buenos padres preparan a sus hijos para los aplausos, los padres brillantes preparan a sus hijos para los fracasos”. Y yo añado que padres y madres brillantes son aquellos que preparan a sus hijos e hijas para el dolor, para el NO, para la reflexión crítica, para la pregunta y no tanto para las respuestas, para la introspección emocional, para ser líderes de sus vidas. Para ser emocionalmente inteligentes. Para SER. Anexo: ¿De qué hablamos cuando hablamos de Educación Emocional (EE)? La EE pretende dar respuesta a un conjunto de necesidades sociales que no quedan suficientemente atendidas en la educación formal. Estas necesidades están relacionadas con la regulación de la ira, la ansiedad, el estrés, la tristeza, la impulsividad, la tolerancia a la frustración, los estados depresivos, el síndrome de burn-out, el consumo de drogas, los conflictos, la violencia, el vandalismo, etc. Para ello es necesario desarrollar una serie de competencias básicas para poder hacer frente a los retos de la vida con mayores probabilidades de éxito, desde una

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