Bienestar emocional

El entusiasmo

¿Qué es? ¿Cómo se manifiesta? ¿Para qué nos sirve?  La forma mas habitual de escuchar hablar de él es cuando lo usamos, por ejemplo, para estimular al alumnado ha conseguir sus resultados, para estimular a nuestros hijos e hijas, a subordinados en el ámbito de trabajo e incluso a nosotros/as mismos/as. Lo generamos, lo promovemos, intentamos que no desaparezca, que sobreviva, nos esforzamos por reavivarlo. Pero a veces decae sin saber como evitarlo. El filósofo Hugo Landolfi (Bs.As. Argentina) ha reflexionado sobre el entusiasmo, y me permito recoger algunas de sus ideas en este post ya que me parecen estimulantes para la relfexión: …“¿Fueron logradas en base al entusiasmo las cosas importantes y permanentes que cada uno de nosotros hemos alcanzado en nuestra vida, o en cambio fueron más el producto de lo que hicimos “luego” de que el entusiasmo se apagara? Los que estamos en pareja o casados hace muchos años y tenemos una familia con niños: ¿El éxito de la misma se debió al entusiasmo o enamoramiento inicial, que duró ciertamente poco, o a lo que supimos hacer luego de que el enamoramiento inicial se desvaneciera? Los que somos empresarios, escribimos un libro, compusimos canciones, pintamos cuadros o realizamos cualquier proyecto de envergadura: ¿El logro del mismo se debió al entusiasmo inicial o al modo en que mantuvimos nuestro ritmo de trabajo, nuestro compromiso y nuestras convicciones luego de que el entusiasmo se desvaneciera? Si la mayoría de las cosas importantes y de más valor que una persona hizo en su vida se hicieron, no bajo el influjo del entusiasmo sino, más bien, bajo el influjo de las cualidades operativas que tenía la persona luego de que el entusiasmo se hubiera ido, es menester hacernos una pregunta: ¿Por qué le damos tanta importancia al entusiasmo?… …Con el entusiasmo se logran inspiraciones de corto alcance: un buen párrafo para quien escribe un libro, pero nunca el libro completo; un buen compás para quien compone música, pero nunca un disco completo; una tarde de pasión para una pareja enamorada, pero nunca una familia con hijos bien educada bajo valores humanos… …No es que el entusiasmo en la vida del hombre no sea importante. El problema radica en cuando confiamos al entusiasmo cosas que no pueden confiársele… Por otro lado, estratégicamente, lo que se logra con el entusiasmo es de tiro corto y escasísima duración. El entusiasmo se “nos muere” a cada rato. Parece algo que ni bien nace, se obsesiona por morir. ¿Cómo puede el hombre confiar en una herramienta tal para lograr grandes cosas? …\» Os dejo con estas ideas para reflexionar sobre como y para que utilizamos nuestro entusiasmo, pero sobre todo, qué expectativas depositamos en él, y qué expectativas en nosotros/as mismos/as. Al entusiasmo hay que sumarle: voluntad, decisión, objetivos, acción, un plan, una visión.

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Las Relaciones de Poder

Entre progenitores e hijos/as Entre miembros de una pareja Entre compañeros/as de trabajo Las relaciones de poder nos distancian, crean hostilidad, resentimiento, soledad, furia, frustraciones, derrotas y, claramente, pérdida de autoestima. Si hay éxito en la lucha de poder, es posible que no sea bien disfrutado y durará muy poco. El éxito conseguido tras una lucha de poder, nos eleva hasta la cima y desde allí arriba  podemos mirar con arrogancia a nuestro adversario/a, pero… también podemos caer precipitadamente, golpeándonos más fuerte de lo esperado… en nuestra autoestima. Esto es lo que mí estimado profesor y maestro, Pablo Población, con sus 50 años de trayectoria profesional, llama circulo luciferino o circulo de poder. (Funete: Las relaciones de poder. Pablo Población Knappe). Es un concepto muy gráfico, tomado del mito de Lucifer, el ángel caído por la soberbia, como símbolo del dominio, exigencia y dependencia que caracteriza a cualquier interacción de poder entre personas y grupos. Cuando llegamos a la cima de la mano de la soberbia (EGO), la superficie de apoyo es frágil y solitaria, y ante el menor error o flaqueo se produce el derrumbamiento, porque esa base de apoyo se ha constituido desde la desconfianza, el engaño, la máscara, la envidia… Son necesarias dos personas para dar lugar a la lucha de poder. Cuando prima en una relación el pulso de poder, se anula o desaparece la relación de amor. Este \»poder\» puede ejercerse desde ARRIBA – desde la imposición de la fuerza – o desde ABAJO- desde la postura de víctima-victimario que utiliza su debilidad para manipular. Según las investigaciones del Dr. Población – lo natural en el sentido biológico de la especie humana es la organización jerárquica, la autoridad pero no el poder/autoritarismo. Un relación de Poder implica daño de la otra persona e incluso de sí mismo/a. Aquí aparece otra diferenciación importante: entre DAÑO Y DOLOR. Al daño lo acompaña el perjuicio, es siempre algo destructivo sin valor positivo. El dolor en cambio es inherente a la vida, viene con la vida, con los cambios, precede al aprendizaje que obtenemos tras una situación difícil que nos pone la vida. El caso es que en toda relación interpersonal fluctuamos entre ambas áreas, nos movemos constantemente entre el área del amor (aceptación- autenticidad) y el área del poder (ego – máscara). La disfuncionalidad aparece con la rigidez, cuando nos fijamos en una relación de poder, sea este de arriba o de abajo. Esto se ve claramente en las relaciones de pareja a punto del quiebre, cuando juegan un rol rígido y complementario que termina finalmente con la ruptura de la relación o de uno de los componentes de la pareja, cuando se hartan de jugar al mismo juego de víctima-victimario, dominador-dominado. En la profundidad del poder encontramos exigencia de sí mismo y del otro/a  y exigencia de perfección- es decir – se impone un deber ser, una obligación, un tener que… que coarta o limita el ejercicio de la espontaneidad, de la que habla Moreno, entendida como la capacidad de generar respuestas adecuadas, sanas y funcionales ante situaciones intra e interpersonales. La meta de la terapia psicodramática es el aumento de la espontaneidad de la persona o sistema, ya que la disfunción proviene de la rigidez en las estructuras de pensamiento y del modo de relación (exceso de cultura en conserva, según el concepto moreniano).   Acuérdate, Esta es la ley de Satán: Mata a tu hermano antes que él te mate. Sé el primero en matar. Esta es mi ley: Ama a tu vecino antes que él te ame. Sé el primero en AMAR. J.L. MORENO, Las palabras del padre.

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Crisis en la pareja: ruptura o aprendizaje?

La vida que llevamos hoy en día nos enfrenta a constantes retos y dificultades que ponen a prueba aquellas promesas de: \»amor eterno, contigo a pan y cebolla\». Según datos recogidos por diferentes entidades: Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), Instituto de Política Familiar (IPF), Instituto Nacional de Estadística (INE): \»En el segundo trimestre del 2008 se produjeron 37.102 rupturas matrimoniales – un 12,5 por ciento más que en el mismo período de 2007… Cada 3,7 minutos se registra un divorcio en nuestro país, por cada cuatro matrimonios que se materializan se rompen otros tres\». ¿Qué estamos haciendo mal? ¿En qué fallamos? El amor no impide las crisis, pero es un elemento importante para salvaguardar una relación. Si sólo contamos con el amor tampoco es suficiente, una relación no se sostiene. ¿Qué necesitamos? Son tres los pilares fundamentales para que una relación funcione, o se recupere tras sufrir alguna crisis importante: AMOR, PROYECTO COMÚN, SEXO. ¿Puede una pareja funcionar solo con uno de estos pilares? NO. Necesitamos contar con, al menos, dos de ellos independientemente de cual sea. La combinación es variada. Por otra parte, la forma en que cada integrante de la pareja afronta las crisis, dificultades o problemas responde, esencialmente, a sus habilidades y recursos internos: madurez emocional, asertividad, habilidad de comunicación (mensajes yo comentado en el anterior post), habilidad de gestión del conflicto, percepción optimista de la relación, valoración y respecto de la pareja y/o de sí mismo/a. Si esto último se pierde ¿a dónde vamos? En terapia vemos a muchas personas que se han perdido, en primer lugar, el respeto a sí mismas, el amor a sí mismas. Otro aspecto que nos pone las cosas más difíciles es la falta de observación o introspección. Cuando “nos damos cuenta”, a veces, es demasiado tarde o los problemas demasiado gordos y pesados. No es extraño que se produzcan autoengaños, más o menos conscientes, y por tanto, que nos contemos las cosas desde una percepción sesgada. ¿Para que? Quizás para evitar las preocupaciones, para evitar ocuparnos de algo que nos provoca angustia, dolor. Por ello solemos decimos que “no pasa nada y a tirar pa’ delante”. Si nos esformzamos en revisar nuestras vidas, nuestras relaciones, a cuidar, mimar y reformar, con seguridad, los acontecimientos se desarrollaran de forma más sencilla. La rutina es una mala hierba, y debemos trabajar de forma consciente, firme y periódica, para que no nos invada y nos quite visibilidad. Para empezar, aceptemos que nuestra vida es enteramente responsabilidad nuestra. No miremos para la acera o vereda de enfrente. No esperemos que el otro u otra nos haga feliz. Nuestra felicidad depende, sobre todo, de nosotros/as mismos/a.

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