El silencio

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“No suenan trompetas cuando tomamos las decisiones importantes de nuestras vidas. Las decisiones que van conformando nuestro destino se gestan en el más absoluto silencio\» 

AGNES DE MILLE.

¡Cuánta sabiduría hay en este pensamiento!

¿Me pregunto si realmente las personas recurrimos al silencio como aliado? O más bien, ¿nos da miedo verle la cara?

Las decisiones más difíciles y delicadas de nuestra vida las tomamos o deberíamos tomarlas en dialogo con nosotros/as mismos/as, dedicándonos un momento y un espacio para la introspección, reflexión y escucha interna. También están aquellas personas que, por inseguridad, miedos o desconocimiento propio, piden opiniones que les condicionan y limitan. No es malo hacerlo, lo malo es tomar las decisiones trascendentes de nuestra vida de forma conjunta con otras personas a las que poco o nada afectará nuestra decisión. El ruido y las distracciones externas pueden confundirnos y hacernos elegir el camino equivocado.

¡Cuesta un poco hacernos responsables exclusivos de las decisiones que incumben a nuestra vida!

Al fin y al cabo el silencio no es tan malo como a veces lo sentimos o experimentamos. El silencio forma parte de la vida, a veces asusta, a veces nos ayuda, otras veces puede ser la mejor compañía. Ojala aprendamos a otorgarle su lugar cuando sea necesaria su presencia.